**Stephen Covey**, conocido por ser el autor del libro *”Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”*, con más de 15 millones de ejemplares vendidos a nivel mundial, tiene una frase muy buena que dice lo siguiente:
> “La mayoría de las personas no escuchan con la intención de comprender; escuchan con la intención de responder.”
– Stephen Covey
Hace ya algún tiempo pasé por una etapa francamente difícil y complicada. Siempre me he considerado una persona optimista, alegre y valiente, pero de repente **lo veía todo gris, estaba triste y tenía miedo, mucho miedo.**
Algunas de las personas más importantes para mi hasta ese momento no me entendían. **No comprendían por qué estaba pasando por todo aquello.**
Nunca entendieron que lo que buscaba en ellas no era su comprensión, si no su escucha. **Necesitaba poder mirar a los ojos de alguien sin el temor de ser clasificado o juzgado.**
Tengo la sensación de que a nuestro alrededor son muchas las personas que sufren en silencio temiendo ser juzgadas por sus emociones o pensamientos.
Pese a estar en la era de las nuevas tecnologías y la comunicación, algunos se encuentran más aislados y solos que nunca.
Al finalizar una clase de Yoga, el maestro recitó las siguientes palabras escritas en un pequeño manuscrito. En aquel trozo de papel se describían las diferentes formas de escuchar.
###1. Oir para agredir
Oyes lo que dice el otro para rebatir, para manifestarle lo equivocado que está. Te interesa lo que dice como medio para imponerte o ridiculizarle. Te interesa lo que dice para descubrir las armas del enemigo, poder vencerlo y luego sentir la sensación de la victoria. Un ejemplo de esto son los debates políticos. No te interesa descubrir la verdad ni llegar a un acuerdo con el otro, te interesa ganar, lo que quieres es vencer y salirte con la tuya.
En este primer grado de la escucha la receptividad es nula. Lo que hables es una herramienta de castigo para el oyente. No permites que nadie ni nada te convenza.
###2. Oir sin escuchar
Oyes pero no te interesa lo que te dice el otro. Sólo anhelas contar tus historias para que te escuchen, sientes que lo importante es lo que te ocurre a ti. No te pones en la piel de nadie. Normalmente no te enteras de nada de lo que te dicen.
En esta forma es cuando las personas utilizan el hábito de interrumpir al otro constantemente, no para aclararte de algo, sino para decir algo que te interesa a ti, aunque no tenga nada que ver con lo que tu interlocutor te está expresando. Son los “ombliguistas”. Introducen el pronombre “yo” y “mi” constantemente hasta que aburren al compañero o éste corta por lo sano la conversación.
###3. Escuchar por interés
Algo bueno vas a extraer de alguien. Quieres enterarte de todo para sacarle el mayor partido. Son los periodistas y los listos enteradillos. Prestan atención y pueden permanecer mucho tiempo escuchando por interés para obtener información con el objetivo de utilizarla, sacar alguna conclusión o realizar algún diagnóstico.
Esta forma se aplica a todas las relaciones laborales o profesionales.
###4. Escuchar con amor
No juzgas ni emites valoraciones o críticas, sencillamente amas. Eludes si está bien o mal, simplemente escuchas desde un profundo amor, como si la mente hubiera desaparecido y el corazón escuchara. Entonces lo que dice el otro penetrará en ti.
Esta forma la aplican los amigos, los enamorados y los admiradores de sus ídolos.
En esta forma el proceso de la escucha se produce a la perfección, pero, a su vez, el que escucha debe hacer un ejercicio de discernimiento sobre lo que escucha, desimplicándose del afecto que sienten por su interlocutor. Es decir, si queremos conocer la verdad del otro, debemos escuchar con amor, pero, por la misma razón, debemos comunicar con amor y firmeza los errores, equivocaciones o malas intenciones que evidenciemos en el ser amado que nos está comunicando su realidad.
###5. Escuchar con fe
Esta forma de escuchar nace de la mente que vive la paz. Los pensamientos y las emociones son incapaces de alterar el estado pacífico de la mente y el silencio se hace realidad.
En ese fondo silencioso, el otro va escribiendo su verdad. La fe unifica y como consecuencia, puedes descubrir la verdad oculta de todo aquel que quiera comunicarse contigo. Cuando el receptor permanece con la mente silenciosa, no le puede atrapar la palabra del emisor, no juzga y es entonces cuando la mente puede captar el fondo, es decir, la realidad del emisor.
**¿Y tú, ya estás escuchando a tu alrededor?**
