No hace falta que te diga lo que está pasando en Siria, en Afganistán, en Palestina o en muchos otros lugares del mundo. Ya lo sabes. Mientras en algunos lugares se construyen barreras o muros para evitar que los refugiados de países en guerra puedan encontrar una oportunidad para sobrevivir, otros hacen las cosas muy diferentes, nos dan una lección de lo que significa la palabra humanidad. Este es el caso de Islandia. Y no es la primera vez. En Julio del pasado año, ya fueron miles los manifestantes que mostraron su rechazo al uso de la fuerza militar que una vez más Israel desplegaba en territorio palestino.
Durante meses, la Unión Europea ha estado “ocupada” en sus asuntos. Debatiendo, dialogando, estudiando. Perdiendo el tiempo. Avergonzando a miles de ciudadanos como yo que formamos parte de ella. Pero las cosas están cambiando, y como suele ocurrir, este tipo de actos surgen de forma anónima, y no desde una institución, sino de un conjunto de personas.
En Islandia, unas 12.000 personas se han sumado a una campaña online donde se muestra el soporte a acoger a más refugiados. En toda Europa se están viendo este tipo de iniciativas, cargadas de humanidad y amabilidad, unos valores que parece que hemos perdido.
Quiero destacar que a pesar de la proximidad geográfica de Siria con países como los Emiratos Árabes, Qatar o Arabia Saudí, donde abunda la riqueza, se han denegado peticiones de asilo a los refugiados.
¿Qué nos está pasando? ¿Estamos tan ocupados con nuestro estilo de vida, fácil y cómodo, que olvidamos lo que significa la palabra HUMANIDAD?