A finales del pasado año publiqué mi primer artículo para hablar abiertamente sobre la masculinidad. Lo hice después de conocer algunos hechos que se narran en el documental “The Mask You Live In” y que me resultaron algo familiares. Lo hice porque me di cuenta de cómo el concepto de masculinidad tóxica estaba afectando a personas de mi alrededor, pero especialmente a mi mismo.
Después de publicarlo recibí mensajes con palabras de agradecimiento de diferentes personas, mujeres y hombres, donde además me invitaban a seguir explorando este concepto y me animaban a abrir un debate en el que todas y todos podamos participar, ayudando así a construir un nuevo concepto de masculinidad que no beneficie tan sólo a los hombres, sino también a las mujeres.
Poco a poco iré compartiendo aprendizajes y experiencias que nos permitan a todos obtener un poco más de información y redefinir ese concepto de siglos pasados y que tanto necesita de una modernización para que esta sociedad pueda seguir evolucionando como se merece.
En este post hablaré de uno de los últimos libros que ha pasado por mis manos, “The Mask of Masculinity” (disponible sólo en inglés por ahora).
Pero en primer lugar, ¿qué es la masculinidad?
Masculinidad vs Masculinidad Tóxica
Antes de entrar en detalle, me gustaría hablar del concepto de masculinidad y de cómo su definición ha dado lugar a un nuevo concepto, la masculinidad tóxica.
masculinidad (fuente: dictionary.com)
> Posesión de las cualidades tradicionalmente asociadas con los hombres.
“guapo, musculoso y motivado, es un excelente ejemplo de masculinidad”
sinónimos: virilidad, masculinidad, vigor, fuerza, musculatura, robustez, dureza
antónimos: feminidad
masculinidad tóxica (fuente: wikipedia)
> El concepto de masculinidad tóxica se utiliza en psicología y estudios de género para referirse a ciertas normas del comportamiento masculino en América del Norte y Europa que están asociadas con el daño a la sociedad y a los propios hombres. Estereotipos tradicionales de que los hombres son socialmente dominantes, junto con rasgos relacionados como la misoginia y la homofobia, pueden considerarse “tóxicos” debido a su promoción de la violencia, incluida la agresión sexual y la violencia doméstica. Otros rasgos estereotípicamente masculinos, como la autosuficiencia y la sofocación de las emociones, se correlacionan con un aumento de los problemas psicológicos en los hombres, como la depresión, el aumento del estrés y el abuso de sustancias.
Sólo añadir que en este último concepto se habla de cómo la masculinidad tóxica afecta al comportamiento masculino en América del Norte y Europa. Pero lo cierto es que esto afecta también a otros continentes y países. De hecho, puedo afirmar que he vivido y conocido muy de cerca las consecuencias de estos comportamientos en todos y cada uno de los países que he visitado hasta la fecha.
The mask of masculinity (la máscara de la masculinidad)
En mi búsqueda de referencias que me ayudaran a descubrir más sobre cómo la masculinidad estaba creando estragos entre los hombres, me crucé con un libro llamado “The mask of masculinity“, escrito por Lewis Howes, ex-jugador profesional de fútbol americano y creador del podcast de éxito “The School of Greatness“.
En el libro el autor da nombre a algunas de las máscaras que solemos utilizar como hombres para seguir esas normas no escritas de cómo debemos comportarnos o actuar en diferentes ocasiones. Aunque el autor habla desde su propia experiencia, se apoya en el testimonio de otras mujeres y hombres conocidos especialmente en la sociedad norteamericana, por lo que los ejemplos que se narran son reales y pueden resultar muy familiares.
La máscara estoica
Todo hombre debe ser invulnerable y resistente. Noy hay lugar para ser frágil o débil. Las emociones se gestionan minuciosamente y se suprimen aquellas que no interesa mostrar a los demás. El llanto, el dolor y los sentimientos no existen. El hombre levanta un muro a su alrededor. Utiliza una armadura para que los demás no perciban que es aquello que va por dentro, para protegerse. Considera que la debilidad es una puerta al juicio y al rechazo de los demás. Cuando dejamos de utilizar esta máscara nos permitimos vivir con una total y absoluta libertad emocional, podemos profundizar en nosotros mismos y en las relaciones con las personas que nos rodean.
La máscara del atleta
A los hombres nos encanta competir entre nosotros. Es como si constantemente estuviéramos en la arena, como gladiadores. ¡Sólo puede quedar uno! Pasamos horas entrenando en gimnasios y el deporte nos ayuda a canalizar toda esa energía y virilidad. Y esa competitividad no tan sólo la llevamos al ámbito físico, sino también en el intelectual, pues siempre queremos imponer nuestra razón, que es absoluta, y siempre por encima de las demás opiniones.
La máscara material
Cuanto más dinero, mejor. Como hombre tienes que trabajar duro, incluso a cualquier precio, para ganar tanto dinero como sea posible. Necesitamos demostrar constantemente lo poderosos que somos, porque asociamos dinero a riqueza, aunque la verdader riqueza no está en los bienes materiales, sino en las emociones auténticas.
La máscara sexual
Al hombre alfa (conocido popularmente como “macho alfa”) se le identifica rápidamente por sus conquistas sexuales. No basta tan sólo con la cantidad de bienes materiales que acumula, sino también por la cantidad de mujeres con las que se ha acostado. Las relaciones a largo plazo no son para él porque implican compromiso, y el hombre que se esconde bajo esta máscara se aleja de ello porque se siente más cómodo alimentando su autoestima con sus conquistas.
La máscara de la agresión
El hombre es agresivo por naturaleza. Sigue en ese estado permanente de cazador. Cuando quiere algo lo toma. El hombre odia y tiene enemigos, y sigue batallando en infinidad de guerras. El campo de batalla se convierte en su rutina diaria. Siempre alerta. El hombre que utiliza esta máscara piensa que los pacifistas son débiles, son menos hombres.
La máscara del joker
Cuando el humor se convierte en la mejor arma. Mediante ella se consigue algo que siempre hemos buscado, la aceptación de los demás, y negamos aquello que siempre hemos sido, diferentes. El sentido del humor y el ingenio son las herramientas utilizadas para no dejar ver aquellos miedos e inseguridades que recorren nuestro interior. Un hecho revelador, es que los comediantes tienen un alto índice de depresión, siendo en ocasiones el doble que el resto de hombres. En los últimos años hemos conocido algunos ejemplos de ello, siendo Robin Williams el más reciente y conocido.
La máscara invencible
El hombre no teme a nada ni siente miedo. Ser un hombre significa arriesgarse y especialmente mostrar a los demás que estamos dispuestos a todo y que las consecuencias nos importan más bien poco o nada. Los hombre débiles y las mujeres tienen problemas, pero el hombre invencible está por encima de ellos, y nada le afecta. Siempre lo tiene todo bajo control.
La máscara del sabelotodo
El hombre no es tan sólo fuerte y poderoso en lo que al físico se refiere. El hombre es además aquel que siempre tiene la última palabra y que ante todo, dispone de la verdad. Da igual el tema del que hables con él, porque está siempre muy bien documentado y podrá dar respuesta a cualquier duda o pregunta que pueda surgir. No necesita de nadie más, y probablemente no te va a escuchar porque lo que digas es de poca importancia para él.
La máscara alfa
Los hombres se dividen en dos tipos: los alfas y los betas. Existen ganadores y perdedores. Y está claro que hay que ser un alfa a cualquier precio. En ningún momento podemos mostrar debilidades o vulnerabilidades, siempre hay que estar en lo más alto y jamás bajar la guardia porque esto nos clasificaría rápidamente como betas. Como hombre siempre debe tenerlo todo bajo control y no cometer errores como los betas o las mujeres.
Puedo afirmar que mientras leía el libro me vi reflejado en más de una ocasión en alguna de estas máscaras. Puede que no lo hiciera de una manera consciente, pero hice uso de las máscaras para seguir mostrando al mundo que soy ese hombre fuerte, invencible, invulnerable e insensible en ocasiones que se espera que sea.
Como hombre a lo mejor te hayas visto reflejado también en alguna de estas máscaras, o en todas. Si lo has hecho ya has dado el primer paso que es darse cuenta. Ahora sólo falta que encuentres las herramientas para deshacerte de ellas. Como mujer, puede que hayas reconocido alguna de estas máscaras en tu pareja, padre, amigos o hermanos, por lo que quizás te sea más fácil acompañarles en el proceso de alejarse de esas máscaras que les impiden vivir libremente.
Existen otros títulos sobre la masculinidad pero que todavía no he tenido oportunidad de leer. “La caída del hombre”, “Nuevos hombres buenos” o “El hombre que no deberíamos ser” son algunos de ellos.
3 comentarios
<3
Sempre he pensat que a la gent l’incomode veure a algú plorar perquè no sap com gestinar-ho, cosa que per una banda, és egoista perquè focalitzen l’atenció en ells mateixos i no en la persona que està plorant, i per altre banda perquè l’assignatura pendent és la intel•ligència emocional.
I probablement perquè no s’han parat a pensar, que plorar, purifica l’ànima (des del meu punt de vista)
gràcies Josep per ajudar als homes que tapem el que ja percebem per cobardia a veure-hi més clar