Ese fue uno de los pocos días que no nos tocó madrugar demasiado, pues la distancia que hay entre Sambde y Thame es apenas de dos horas. Nos encontrábamos en pleno proceso de aclimatación para poder superar el primero de los tres obstáculos de la ruta, el Renjo La Pass (5.300m), sin problemas.
Íbamos bien de tiempo y preferimos no dormir la noche anterior en Namche Bazaar como lo hace la gran mayoría de trekkers que caminan por el Khumbu camino del campo base del Everest. Queríamos apartarnos del ruido y de las aglomeraciones de gente. Así que planeamos hacer noche en Thamo, pero al no encontrar ningún sitio donde dormir, tuvimos que seguir caminando hasta el siguiente pueblo. Finalmente llegamos a Sambde y nos alojamos en un pequeño guest house, el Thamserku View, acompañados solamente por Nima y Lhakpa Doma, madre e hija.
Al ser los únicos clientes, pudimos conversar durante mucho tiempo con ambas, aunque no fue fácil por el idioma. Nima no hablaba nada de inglés. Así que la comunicación se basaba en gestos y sonrisas. En cambio con su hija Lhakpa fue algo más fácil, puesto que ella había estudiado inglés en la escuela. El marido/padre, Pemba, se encontraba por aquellas fechas en una expedición al Everest por la ruta tradicional que asciende por la cara norte, en el lado del Tibet, una cima que ya había realizado un mínimo de tres o cuatro veces para acompañar a algún cliente a la cima.
Después del desayuno, y después de despedirnos, madre e hija empezaron el descenso por el valle, camino a la escuela en Namche, donde Lhakpa retomaría las clases después de algunos días de vacaciones. Vincent y yo lo hicimos en dirección opuesta, hacia Thame (3.820 m). Poco nos imaginábamos que al llegar a este pequeño pueblo conoceríamos una de esas historias que son más propias de una novela que de la realidad.
Al llegar a Thame, lo primero fue buscar un guest house donde poder pasar la noche y reponer fuerzas a base de Dahl Bat, ese típico plato nepalí a base de arroz, lentejas y alguna verdura, y que nos acompañaría prácticamente a diario a lo largo de los 18 días de trekking.
Entramos en un edificio que parecía bastante acogedor. Pero no había nadie allí. Nos adentramos en el establecimiento dando algún que otro grito para captar la atención de los propietarios, pero nada. En este tipo de alojamientos la vida transcurre en gran medida entre la cocina y el dinning room (comedor), una gran sala perfectamente decorada y aclimatada para que los trekkers encuentren ese descanso tan anhelado después de varias horas caminando. Las paredes suelen estar repletas de bellas imágenes de las grandes cimas que caracterizan el Khumbu. El Amadablam, el Monte Everest o el Lhotse son algunas de ellas. Las imágenes suelen ir acompañadas de instantáneas tomadas en las cimas de estas por los propietarios del guest house, que acostumbran a ser los guías o porteadores de las expediciones que año tras año suelen llevar a cabo algunos alpinistas de todo el mundo.
Pero en este establecimiento había algo que captó nuestra atención. Y es que había varios certificados que acreditaban a Lhakpa Tenzing Sherpa “Apa” como el escalador que más veces había subido a la cima más alta del mundo, el Mount Everest, con sus imponentes 8.848 m de altura. Hasta la fecha lo había subido en 21 ocasiones. – “¡Qué locura!” – dijimos en voz alta mientras nos mirábamos asombrados.
Seguimos la ruta de los 3 pasos durante varios días más, pero la historia de Apa seguía muy presente en mi mente. – “¿Cómo es posible que un ser humano haya escalado en 21 ocasiones el Everest?” – eran las palabras que se vez en cuando aparecían en mi cabeza, especialmente después de ver por primera vez la montaña una vez cruzado el Renjo La.
Loved By All: The Story of Apa Sherpa
Al regresar a casa y sabiendo que hacía pocos días que había regresado del Khumbu, alguien me contactó para avisarme del estreno de un nuevo corto de Sherpas Cinema, “Loved By All: The Story of Apa Sherpa“. No podía creerlo. Aquella historia que durante días se repitió en mi cabeza había salido a la luz en forma de documental.
En el corto no se habla solamente de Apa, sinó de las dificultades que tienen los Sherpas en el Khumbu, y en muchas otras zonas de Nepal, para sobrevivir. Para muchos de ellos la única forma que tienen de salir adelante, es mediante las oportunidades de trabajo que ofrecen las expediciones, bien sea como guía si acreditan experiencia y habilidades técnicas en la montaña, o como porteador. Pero ambas tareas son difíciles y arriesgadas, obligandóles a arriesgar sus vidas en más de una ocasión.
Es cierto que en la actualidad las condiciones han mejorado. Especialmente después del trágico año 2014, cuando 16 sherpas perdieron la vida al desprenderse unos sheracs en la cascada de hielo del glaciar Khumbu.
Pero aún habiendo mejorado las condiciones de trabajo a nivel económico, y tal como cuenta Apa en el documental, él hubiera preferido encontrar otra forma menos arriesgada de poder traer dinero a casa.
Apa tuvo que dejar la escuela a los 12 años de edad para hacer de porteador. Por ese motivo, uno de sus objetivos es que las niñas y niños de las zonas rurales de Nepal, puedan obtener una educación que les permita mantenerse alejados del riesgo que implican las expediciones a las cimas más altas del Himalaya.
Gracias a la Apa Sherpa Foundation, se provee de profesores a las escuelas y se pagan sus salarios, pues existen pocos profesores dispuestos a ejercer su profesión en las zonas rurales. Además se ofrece comida a los alumnos y alumnas. Todo ello para que crecer en esta zona de Nepal sea algo menos duro, y que estas niñas y niños que nos roban a todos el corazón con sus bonitas sonrisas y sus infinitas ganas de jugar, puedan optar a un futuro diferente de la realidad que viven sus madres y padres.
Como dice Apa: “La verdadera belleza de Nepal no son sus montañas, sino las personas que viven en su sombra“.
No te pierdas Loved By All.
Loved By All: The Story of Apa Sherpa from Sherpas Cinema on Vimeo.