Hoy se cumple un año de aquel fatídico día que acabó con las ilusiones y proyectos de muchos. No puedo hablar del Nepal de antes del terremoto, pero sí que lo puedo hacer del país que me acogió con los brazo abiertos meses después. Puedo hablar de los nepalís que me ofrecieron un plato de Dal Bhat a pesar de haber perdido sus casas, del nepalí que se ofreció a cargar con mi mochila a pesar de llevar el dolor por la pérdida de su esposa en su corazón o de los cientos de sonrisas que me regalaron esos niños pese a dormir en la calles de Kathmandu. Por todos ellos, merece la pena seguir creyendo en la reconstrucción de este país.
NAMASTE: “My soul honors your soul. I honor the place in you where the entire Universe resides. I honor the light, love, truth, beauty and peace within you, because it is also within me. In sharing these things we are united, we are the same, we are one.”