No solamente el CO2 amenaza nuestro planeta. Hay otros, como el metano, los óxidos de nitrógeno y los fluorocarburos, por nombrar sólo tres.
Dirigido a la lucha de estos gases, el Protocolo de Montreal, firmado en 1987, y ratificado hoy por 197 países, muestra cómo inmensamente eficaz en el medio ambiente pueden llegar a ser las negociaciones internacionales. El protocolo tiene como objetivo eliminar la producción de sustancias que agotan la capa de ozono: los fluorocarburos (CFC) y los hidrofluorocarburos (HFC), gases utilizados como refrigerantes y propelentes. En poco más de 25 años, el uso de estas sustancias se ha reducido en un 98%. Estas sustancias son también gases de efecto invernadero. El PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) informa que su eliminación ha ahorrado el equivalente a 135 mil millones de toneladas de emisiones de CO2, a pesar de que algunos productos que les han sustituido también generan un efecto invernadero.
En términos de salud, mediante la preservación de la capa de ozono, el Protocolo de Montreal ha ayudado a prevenir 20 millones de casos de cáncer y 130 millones de casos de cataratas.
Fuente original: Good Planet Foundation