Cada año los combustibles fósiles reciben unos 600.000 millones de dólares en subsidios. Esto es una pesada carga para las finanzas estatales y fomenta el consumo de este tipo de energías contaminantes.
El gobierno de Filipinas gastó casi un 1% de su PIB en un fondo de sustentación del precio de la gasolina hasta 1996. Luego decidió poner fin a esta práctica, ahorrando desde entonces varios miles de millones de dólares al año. Para evitar penalizar al público que había estado beneficiándose de dichas ayudas, el gobierno introdujo una gama de medidas de información y apoyo, especialmente para los conductores de “jeepneys“, los taxis colectivos locales.

Muchos otros países se han esforzado por hacer el mismo tipo de reformas. Son operaciones complejas, que requieren la introducción de mecanismos de compensación e información. Pero los desafíos son realmente importantes.
Fuente original: Good Planet Foundation