Era el segundo día de nuestra aventura. Estábamos cargados de ilusión y energía, pues por fin empezábamos a rodar en moto por el desierto de **Marruecos** después de planificarlo durante mucho tiempo.
Uno de mis compañeros empezó a tener problemas con su motocicleta, hasta el momento en que el motor dejó de funcionar. Estábamos en medio de la nada. A nuestro alrededor solo había tierra, polvo y piedras. No teníamos comunicación con el coche de asistencia y según la ruta prevista en nuestro dispositivo GPS aún quedaban unos 50 kms de pista y dunas de arena para llegar al destino.
![Momento de la avería](/content/images/2014/Jul/DSC07221.JPG)
![En medio de la nada](/content/images/2014/Jul/DSC07227.JPG)
Hicimos una pequeña reunión improvisada, pues había que tomar decisiones rápidamente. Después de discutir y debatir sobre las mejores opciones decidimos dividirnos.
Dos de mis compañeros partieron en busca de una herramienta que nos permitiera solucionar la avería. Otros dos compañeros partieron en busca de cobertura telefónica con el fin de localizar al coche de asistencia. Yo me quedé junto con los dos pilotos restantes, esperando.
La espera se hizo eterna. Los minutos se convirtieron en horas, y el sol parecía caminar hacia el horizonte. Nada pasaba allí excepto el tiempo.
Tumbados bajo la sombra de un árbol, de repente oímos como se acercaba una motocicleta. En ella montaban dos chicos jóvenes, al parecer habitantes de alguna aldea próxima. Les explicamos como pudimos que habíamos sufrido una avería. Al cabo de unos minutos se marcharon. No le dimos importancia. Pasados unos minutos aparecieron con una bolsa de plástico llena de botellas de coca-cola, fanta de naranja y chocolatinas. 5 años después, sigo recordándolo como si estuviera pasando ahora mismo. Recuerdo como nos miramos sin saber qué decir, sin saber qué hacer.
![Amigos del desierto](/content/images/2014/Jul/DSC07233.JPG)
Quisimos darles algunos dirkhams (moneda local), pero se negaron a aceptarlos.
Cuando empezó a anochecer apareció otro habitante, quizás el padre o algún familiar de alguno de los chicos.
Al ver que no podía ayudarnos con el problema mecánico nos ofreció sin pensarlo un plato de comida caliente en su casa y una cama donde pasar la noche.
No podíamos aceptarlo, pues esperábamos reencontrarnos con nuestros compañeros, quienes aparecieron al cabo de unas horas. Pudimos arreglar la avería y seguir la marcha.
>**We make a living by what we get, but we make a life by what we give.**
– Winston Churchill
Aquellos hechos, aquellas personas con su acto de **bondad** desinteresada siguieron conmigo el resto de la etapa, el resto de la aventura. De hecho, a día de hoy su recuerdo sigue siendo muy vivo.
Este es el **vídeo** que ha inspirado este escrito, espero que te inspire.